28 giugno 2016
El rio Lambro
El Lambro nace en Menaresta en el pueblo de Magreglio a 942 metros de altitud y la historia de muchos pueblos desde las montañas de la Valassina hasta el Naviglio de la Martesana y va por su curso.
Ha siempre sido considerado un bien precioso de proteger tanto por la incuria que de los abusos de los prepotentes porque pudiera mantenerse patrimonio de todos. La vigilancia del río en el 1765 estaba al cuidado de dos guardiánes llamados “campari”; uno de ellos tenía que vigilar sobre el Lambro desde su salida de los lagos de Pusiano y de Alserio, a Pontenuevo de Merone, hasta el pueblo de Crescenzago. El otro controlaba su curso desde aquel territorio hasta la confluencia con el Po. Cada año el “camparo” antes de la Virgen de Marzo, tenía que controlar los nacimientos del río, llamadas “cabezas”, que alimentan el río para asegurarse que fueran limpias y que erogaran toda la cantidad de agua que fueran capaz de erogar.
El Lambro fue utilizado para el riego de apoyo a la agricultura y en tiempos lejanos para defender el Castillo Visconteo de Monza pero su mayor importancia deriva del empleo de las aguas como fuerza motriz para usos industriales. Desde la fuente hasta el Naviglio de la Martesana ha dado lugar a muchos talleres industriales: hilanderías y tejeduras de algodón, tintorerías, establecimientos sederos, y otro.
La actividad económica de la zona ha tenido que luchar constantemente contra un río del flujo de agua variable, rensponsable de frecuentes inundaciones en otoño y primavera y a menudo seco en verano con enorme daño a los trapiches y a los molines que se quedaban inactivos.